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Lo verde empieza en los pirineos

El desempleo y la despoblación es uno de los grandes problemas de Castilla y León, más de 186.500 parados según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), para el segundo trimestre de 2016. El sindicato UGT ha advertido recientemente de que hay más de 105.000 parados en Castilla y León sin prestaciones o subsidios, el 55 por ciento de los desempleados, en una Comunidad que ha alcanzado mínimos históricos en cuanto a la cobertura por desempleo. Además del poco empleo que disfrutamos, en la mayoría de los casos es temporal, precario y mal pagado. Muchos de los castellanos y leoneses que trabajan son pobres a pesar de tener un empleo. Es necesario remarcar que el empleo que se crea es temporal, precario y de escasa retribución, ocasionando un grave problema para la seguridad Social y nuestra sistema público de pensiones. Según la Comisión Europea el SMI español no garantiza una vida digna.

El sector primario sigue su declive, la industria está desapareciendo lentamente, la construcción sigue pagando las consecuencias de la burbuja inmobiliaria y el sector servicios en general se caracteriza por su precariedad y sus malos salarios. Las sucesivas reformas laborales del PSOE y del PP han resultado ser un fracaso, incluso el Consejo Económico y Social de Castilla y León considera necesaria la revisión de la Reforma Laboral del 2012. La Junta de Castilla y León, debe liderar la creación de empleo a través de políticas activas de empleo como instrumentos para transformar el modelo productivo, apostando por sectores de alto valor añadido que generen más riqueza —económica, social y ecológica— y también empleos de mayor calidad.

Por otra parte el cumplimiento de los acuerdos internacionales de lucha contra el cambio climático exige a España la descarbonización de su economía para 2050 como único camino para lograr el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 grados centígrados. Esto supone una gran oportunidad para lanzar un gran plan de empleo verde en nuestra Comunidad. Los puestos de trabajo creados en este proceso deben ser verdes, pero también decentes, esto es, empleos productivos, con una remuneración y una protección social adecuadas, respetuosos de los derechos de los trabajadores y que hagan participar a los trabajadores en la toma de decisiones importantes.

El empleo verde en nuestro país no llega al 3% del empleo total en España. La gestión de residuos es uno de los sectores a los que se pueden aplicar políticas activas de empleo, ya que es uno de los sectores tradicionales de generación de “empleo verde” Pero la única alusión que vemos en el Plan de Empleo: II Estrategia Integrada de Empleo, Formación Profesional, Prevención de Riesgos Laborales e Igualdad y Conciliación en el Empleo 2016-2020 se refiere a los programas de apoyo al empleo a través de las entidades locales, para la contratación de desempleados para el aprovechamiento de la biomasa forestal fomentando el empleo verde.
La Organización Internacional del Trabajo en su informe «Empleos Verdes para un desarrollo sostenible, estima que con las políticas y las medidas adecuadas se podrían crear hasta 2 millones de empleos verdes en España. Hacer que la economía sea sostenible desde el punto de vista medioambiental ya no es una opción, sino una necesidad.

Podríamos definir los empleos verdes como aquéllos que «reducen el impacto ambiental de las empresas y los sectores económicos hasta alcanzar niveles sostenibles, ayudan a reducir el consumo de energía, materias primas y agua mediante la eficiencia, contribuyen a la descarbonización de la economía y a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, a minimizar o evitar por completo todas las formas de contaminación y a proteger y restablecer los ecosistemas y la biodiversidad.

En definitiva, un empleo verde es cualquier actividad profesional que ayude a proteger el medio ambiente y combatir el cambio climático ahorrando energía y materias primas, fomentando las energías renovables, reduciendo los desechos y la polución, o protegiendo nuestros espacios naturales. Unas perspectivas de generación de empleo positivas para sectores como las energías renovables, transporte y edificación sostenible, producción de biocarburantes, agricultura y ganadería ecológica y sectores con gran importancia en nuestra Comunidad.

El empleo verde debe de ser una de las apuestas de la economía verde tal y como señala la Comisión Europea, “desde las Administraciones competentes hay que favorecer políticas anticíclicas y apostar decididamente por la incentivación de la economía, la creación de empleo, con especial atención a la juventud y parados de larga duración”. No sólo debemos hablar del potencial económico de la economía verde, sino de su potencial para promover un cambio social. En este sentido, para avanzar en la economía verde es necesario recordar el papel de los emprendedores y la economía social que tendrá efectos en la creación de empleo verde.

También el cooperativismo puede y debe liderar la promoción y el desarrollo del empleo con un amplio abanico de posibilidades para el desarrollo del ecoturismo, el turismo responsable y sostenible, la gestión de espacios naturales, servicios públicos de información turística, la explotación de montes, los productos ecológicos y el consumo responsable, etc.

En diversos sectores económicos se abren grandes oportunidades:

Agricultura y Ganadería Existe una estrecha relación entre desarrollo sostenible, sector agrario y entorno rural. La agricultura y ganadería son parte importante en nuestra Comunidad, siendo la pérdida de población rural y el abandono de las actividades agrícolas y ganaderas algunos de los principales problemas estructurales que afectan al medio rural.

Algunos tipos de agricultura pueden preservar el patrimonio ecológico del entorno rural. La ganadería extensiva ha creado paisajes que se caracterizan por su alta biodiversidad y la generación de bienes y servicios ambientales relacionados con la optimización de la utilización de los recursos, la lucha contra la degradación del suelo y la desertificación o contra el cambio climático. El 20% del territorio español corresponde a praderas y pastizales (hábitat prioritarios para la Red Natura 2000 de la que Castilla y León cuenta con casi 2 millones de hectáreas) que dependen de la ganadería extensiva y la trashumancia para su conservación.

La producción ecológica en Castilla y León es menor que en el resto de España. En 2014 se cultivaron 30.621 ha bajo los criterios de la agricultura ecológica, se registraron 17.785 cabezas de ganado que se gestionaron en 56 explotaciones ganaderas; y se contabilizaron 669 operadores productores y 181 operadores industriales.

El transporte sostenible es uno de los pilares básicos de una economía verde, entre otras cosa porque el sector es uno de los principales contribuyentes al total de emisiones de gases de efecto invernadero.
Las oportunidades para la creación de empleos verdes se encuentran en fomento de transporte público de calidad, planes de movilidad sostenible y mejora en la eficiencia de vehículos. Y no nos referimos sólo a pintar los autobuses de verde y blanco, «con la intención de remarcar un carácter más ecológico.

Los empleos en el sector de energías renovables muestran en general, mejores indicadores que los correspondientes al resto del sector energético o al promedio para toda la economía. Existen datos para Alemania y España que muestran que los empleos en renovables son predominantemente permanentes y a tiempo completo, con una participación escasa de las contrataciones temporales.

El tipo de contrato predominante es indefinido (83,7%). A esta categoría siguen los contratos eventuales (14,1%), en formación/prácticas (0,9%) o son autónomos (1,2%). El salario medio anual de las empresas analizadas asciende a 32.817 euros, superior en un 52% a la media nacional y un 37% mayor que el salario medio de la industria, lo que es plenamente coherente con la mayor cualificación de los trabajadores del sector, su mayor productividad, esfuerzo en I+D+i y propensión exportadora. En España, la representación de las mujeres en las empresas de energías renovables es del 26,6% y la de los hombres del 73,4%

El empleo en el sector de la gestión y el reciclaje de residuos seguirá creciendo a medida que aumenten las tasas de reciclaje. Sucesivos informes de la Comisión europea avalan que el reciclaje general hasta diez veces más empleos y con mejor salario que su vertido o incineración. Tanto en la pre-recogida, recogida y transporte, tratamiento y recuperación y eliminación y teniendo en cuenta los objetivos marcados en la normativa comunitaria y nacional para el horizonte 2020 y la situación actual en este campo, podemos asegurar que este va a ser un sector en crecimiento y generador de nuevo empleo. Según fuentes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el 27 % del “empleo verde” en nuestro país corresponde al sector de la gestión de residuos.

Las sociedades más avanzadas han venido desarrollando legislación y tecnología para aplicar, de manera creciente, la jerarquía de las tres “R”: reducir, reciclar y reutilizar. La economía circular es una oportunidad de plan de empleo para nuestra comunidad ya que según un estudio del Grupo de los Verdes en el Parlamento Europeo, por cada 10.000 toneladas de residuos, la economía circular crea 300 empleos, mientras que la incineración solo uno.

En el sector de la construcción la inversión en la reforma de edificios puede tener efectos inmediatos y considerables en la creación de empleo a través de un mejor aislamiento, utilización de energías renovables o equipamientos más eficientes.

El enfoque de la economía verde, baja en carbono, con utilización de nuevas tecnologías, basada en la sociedad del conocimiento y la innovación, determinará una mayor eficiencia en el uso de los recursos, y una mejor calidad ambiental que será generadora de empleo.
El Programa Marco Europeo de apoyo a la I+D, Horizonte 2020 marca señales relevantes en este campo: al menos el 60% de su presupuesto debe estar relacionado con la economía verde y al menos el 35% con temas relacionados con la “acción por el clima”.

Sin embargo, solo será posible crear empleos verdes y mantenerlos a largo plazo si las políticas que fomentan una transición verde son estables y adecuadas. La política regional será por tanto fundamental para el logro de este cambio hacia una economía verde, eficiente en recursos y baja en carbono.

Son necesarias nuevas herramientas y nuevas aproximaciones a la política ambiental. En Río +20 Conferencia de las naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, se lanzó el nuevo reto de la economía verde, y los países y territorios más vanguardistas en política ambiental como Holanda, Alemania o California, han aceptado el desafío.

Por otra parte, es necesario empezar a adaptarse al Cambio Climático, desde las ciudades a todos los sectores, empezando por los sectores más dependientes del clima como agricultura o turismo y ocuparse del tema clave del agua.

La “resiliencia” será la palabra clave para los próximos años. Incluye las actuaciones que hay que hacer en nuestras ciudades, nuestras empresas y nuestros ecosistemas para que la situación no se convierta en un desastre en poco tiempo.

Así, deberemos empezara trabajar en nuestros bosques (actuaciones para favorecer masas más adaptadas al cambio climático), en la agricultura (selección de variedades, optimización y/o reducción de regadíos…), en energías renovables (fomento del autoconsumo y de la autoproducción), creando infraestructuras verdes, restaurando ecosistemas que son absolutamente imprescindibles. Llevar a cabo estas actuaciones puede generar empleo, al tiempo que dicho empleo construye sostenibilidad y resiliencia y evita destinar recursos posteriormente para hacer frente a catástrofes.

Ya el anterior Consejero de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván, aseguró que el ‘empleo verde’ en Castilla y León daba trabajo a más de 31.000 personas vinculadas a las energías renovables, la biomasa, el sector forestal y la actividad medioambiental en general y la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, ha destacado que “los empleos verdes están entre los que más crecen de la economía europea”
Una era basada en la emisión de carbono como forma de desarrollo está muriendo inevitablemente y tiene que dar lugar a una nueva etapa de optimización de la energía y de producción sostenible pero si los políticos de partido popular, del partido socialista y de ciudadanos siguen apoyando el Tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Estados unidos, nada de esto será posible.
Si queremos a dejarles un mundo habitable a nuestros hijos y nietos, los desafíos de la pobreza generalizada y la destrucción del medio ambiente se deben abordar ahora y una de sus posibles soluciones es poner en marcha un plan de transición energética basado en la eficiencia y las energías renovables, encaminado a reducir drásticamente la dependencia de España de las energías fósiles, y a la descarbonización de la economía en cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.
Una de las principales metas del Gobierno de Castilla y León debiera ser legar a las generaciones venideras un territorio más grato, más sostenible y con mayor potencial de desarrollo. No podemos desaprovechar la oportunidad de desarrollar propuestas en torno a un “empleo verde” que tiene mucho potencial pero esta poco aprovechado.

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